Joaquín. Movimiento Siembra. Argentina.*
Fragmento final del ensayo: Macri, chau


Reconocemos que la derrota del macrismo y su proyecto neoliberal es un triunfo popular. Entre los proyectos de Macri y el Frente de Todos existen diferencias que para la situación crítica que vive hoy el pueblo argentino no son menores. En efecto, detener el carácter más inhumano del ajuste, logrando salarios que le empaten a la inflación (aunque solamente favorezca a lxs trabajadorxs formales) o frenar el aumento desmedido de las tarifas de servicios, ambas políticas con las que se comprometió el nuevo gobierno, implican un respiro para las clases populares. A su vez, el nuevo gobierno buscará tejer relaciones internacionales de distinto enfoque, vinculándose con distintos países y buscando fortalecer la unidad con Estados latinoamericanos, lo que implica un cambio respecto del gobierno de Macri, lacayo servil del imperialismo estadounidense, que no tardó ni un día en reconocer al autoproclamado Guaidó como presidente de Venezuela. A su vez, el nuevo gobierno pareciera que no llevará adelante la misma estrategia represiva que se instaló durante estos últimos cuatro años, en donde la Ministra de Seguridad Patricia Bulrich promovió la “Doctrina Chocobar”, dando vía libre al uso de armas de fuego, impulsando la mano dura para actuar tanto contra las movilizaciones políticas como en los barrios empobrecidos y garantizando la impunidad de las fuerzas represivas. Estos son los motivos desde los cuales diversas organizaciones, impulsadas por la necesidad urgente terminar el ciclo macrista, justifican el voto táctico a quien aparecía como el único candidato con la posibilidad de derrotarlo electoralmente.

Sin embargo, tenemos claro que ningún gobierno se propone cambiar el sistema capitalista de producción, distribución y consumo, el modo de acumulación dependiente basado en el extractivismo y el saqueo de los recursos naturales, el sostenimiento de la tasa de ganancias de los grandes capitales ni el vínculo subordinado a los organismos internacionales.
Las elecciones en Argentina se dieron en un contexto signado por las luchas desarrolladas en Chile, Ecuador, Haití, entre otros. NuestraÁmerica se levanta rebelde, tensionando desde abajo los planes del imperialismo para la región, reaccionando digna y justamente frente a las recetas de hambre y miseria dictadas por el FMI, enfrentando la represión, organizándose en asambleas, llevando los reclamos mucho más allá de una demanda sectorial o particular. Una vez más, los pueblos del continente nos demuestran que el neoliberalismo no se termina por decreto desde arriba sino que se destruye peleando desde abajo, y que todo derecho conquistado fue siempre producto de la organización y la lucha y no una dádiva de un gobierno “generoso”.
Con el ejemplo vivo de nuestros países hermanos, afirmamos que la derrota del macrismo no puede significar un fin en sí mismo, sino un piso para la lucha contra el FMI, el imperialismo y contra toda explotación de las personas y los recursos naturales. Por eso, lejos de pensar en que la respuesta es abandonar las calles o apostar a un pacto social de una idílica y falaz conciliación de clases, reafirmamos la voluntad de seguir luchando. Siempre construyendo desde abajo, el poder popular y en la auto-organización de los pueblos, proponemos un proyecto donde la felicidad sea para las mayorías, donde el modelo productivo se base en los intereses de las mayorías y en el respeto a los pueblos y a la madre tierra, donde la salud, la educación, la vivienda sean derechos desde los cuales partimos y no privilegios de unxs pocxs, donde tengamos espacios y vidas libres de violencias.
Un proyecto que rompa de raíz con el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Un proyecto que tenga al feminismo, el socialismo y el buen vivir como horizontes. Un proyecto donde sea, de una vez y para siempre, para todxs todo.