La poesía

cuando llega

no respeta nada.

Ni padre ni madre.

Cuando llega

de cualquiera de sus abismos

desconoce el Estado y la Sociedad Civil

infringe el Código de Aguas

relincha

como puta

joven

frente al Palacio Alborada.

Y solo después

reconsidera: besa

en los ojos a los que ganan mal

mece en su regazo

a los que tienen sed de felicidad

y de justicia.

Y promete incendiar el país.

 

Ferreira Gullar (Brasil)