El Ejército de Liberación Nacional informa que el Cese el Fuego Unilateral Activo realizado como gesto al país, culmina el día 30 de abril a las 24 horas. Instituciones imparciales que hicieron seguimiento al Cese, dan cuenta que el ELN cumplió con lo comprometido. Queda claro que estamos ante un Gobierno guerrerista, sordo a los llamados del Papa Francisco y del Secretario General de la ONU, y, ciego ante la tragedia humanitaria que está padeciendo el pueblo colombiano.

Fue desafortunado que el Gobierno de Duque no hubiese respondido de manera recíproca ni escuchado las propuestas que hicimos para avanzar en la búsqueda de la paz. Por el contrario, vimos a un Gobierno interesado en sacar ventaja del Cese Unilateral, mantuvo y realizó operaciones conjuntas con los paramilitares, para ganar mayor control territorial y continuó con su plan de asesinatos de dirigentes sociales.

No queda duda en la forma cómo utiliza la pandemia para instaurar un Estado de Sitio permanente, negando los derechos y todas las garantías políticas y sociales de los colombianos. El Gobierno no está brindando la atención sanitaria contra la pandemia, ha obligado a la población a permanecer encarcelados en sus casas, pero no garantiza los recursos básicos para su subsistencia. Con el Covid-19, el Gobierno uribista endeuda más al país, favoreciendo a los grandes empresarios, mientras a la población le responde con mayor represión.

No vemos voluntad de parte del Gobierno de Duque para retomar los Diálogos de Paz en La Habana; por tanto, es el momento que nuestra Delegación retorne a nuestros campamentos con todas las garantías y condiciones de seguridad pactadas con el Estado colombiano, con la presencia de Países Garantes, como es de conocimiento del Secretario General de la ONU. Las estructuras del ELN reanudarán sus operaciones militares a partir de la fecha y hora señalada. Nuestro reconocimiento a todos aquellos que valoraron nuestro gesto y realizan ingentes esfuerzos para que Colombia pueda alcanzar la paz con justicia social.

 

Comando Central Ejército de Liberación Nacional Abril 27 de 2020

 

LA COORDINADORA INTERNACIONAL DE SOLIDARIDAD Y POR LA LIBERTAD DE LOS PRESOS POLÍTICOS Y REVOLUCIONARIOS DEL MUNDO-BASE MÉXICO EXIGE:

 

(...)Los planes para enfrentar la pandemia de coronavirus deben ir acompañadas del respeto a los derechos laborales y salariales de los trabajadores. Sobre todo en garantizar el ingreso salarial a los trabajadores del sector informal, los empleados de hoteles, restaurantes, bares y de otros servicios turísticos, están siendo separados de sus trabajos sin salarios.

Asimismo exigimos que las empresas garanticen que no va a haber despidos por la crisis del coronavirus, como ya alertó la presidenta del Fondo Monetario Internacional. Y que los países no se endeuden con los Organismos Financieros Internacionales pues esto significa más control del imperialismo.

Producto de la lucha contra los planes del capitalismo y del imperialismo, el pueblo ha entregado a sus mejores hijos e hijas y éstos han sido asesinados o encarcelados. Los presos políticos de nuestro país son dignos compañeros que no han temido sacrificar incluso su libertad para defender los derechos fundamentales de nuestro pueblo y de nuestra clase.

Es por eso que nos sumamos a la exigencia internacional de movimientos y organizaciones por la LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS EN LA COYUNTURA DEL CORONAVIRUS.

Las cárceles son focos de infección por sus terribles condiciones: hacinamiento, falta de material y personal médico. Esto equivale a negarles la libertad, que es su derecho, y negarles también el derecho a la salud y a la atención médica.

Organismos internacionales como el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han declarado la importancia de desahogar las cárceles y garantizar los derechos de los presos.

Países como Irán, que se encuentran en medio de guerras internas, han demostrado que es posible libertad presos y han indultado a miles. También han otorgado permisos temporales.

Otras organizaciones como familiares de todos los detenidos en Chile, durante las movilizaciones por una nueva constitución democrática, también exigen la libertad de sus hijos, hermanos y padres, pues son propensos a contagiarse de COVID-19 en las cárceles.

Exigimos la libertad de presos políticos internacionales que tienen más de 60 años, grupo más vulnerable a contagiarse y a presentar complicaciones e incluso la muerte por coronavirus, como el Dr. Abimael Guzmán Reinoso en el Perú, Mumia Abu Jamal y Leonard Peltier, el preso político con más años encarcelado, en las cárceles estadounidenses, y todos los presos políticos de nuestro país*

 

¡LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS! ¡POR EL DERECHO DE LOS PRESOS POLÍTICOS A LA SALUD Y A LA ATENCIÓN MÉDICA!

* El Zenzontle agrega que la la libertad de presos políticos debe alcanzar también a quienes se encuentran en aislamiento, como Okalam l í d e r revolucionario del pueblo Kurdo y los miles de presos pliticos de l mundo, sean insurgentes o luchadorxs sociales, así como de tod@s lxs presxs por luchar por el bien común y contra proyectos del sistema depredador y de despojo colonial que nos tiene en la crisis social.

 

Manuel Cabeses Donoso

 

Desde enero del 2017, cuando Trump asumió la presidencia de EU, el mundo vive al borde del precipicio. Las decisiones demenciales del presidente norteamericano son una insolente provocación a la independencia y soberanía de muchas naciones.

Para Trump no hay límites éticos ni humanitarios. Igual ordena masacrar poblaciones en el Medio Oriente o asesinar a control remoto a críticos del imperialismo; sin titubear inicia una guerra comercial que pone a temblar la economía mundial, como de un plumazo priva de alimentos y medicinas a pueblos que las necesitan para sobrevivir.

La brutalidad de sus diktats ha convertido a su propio país -el más rico del mundo- en el principal foco de la pandemia de coronavirus y ha abierto sospechas que se trate de una filtración de los laboratorios de guerra bacteriológica del Pentágono

La grosera agresividad del desquiciado mandatario golpea muy duro a naciones hermanas. Venezuela y Cuba son víctimas de la saña de Trump. El bloqueo a esos países tiene un propósito genocida. Intenta diezmar sus poblaciones mediante hambre y epidemias. Un método bestial para estrangular los procesos liberadores en ambos países. El bloqueo a Cuba y Venezuela es un crimen de lesa humanidad que merece el castigo de la Corte Internacional de Justicia y la protesta de las naciones del continente.

El bloqueo impide a Venezuela y Cuba abastecerse de recursos para combatir el coronavirus y de alimentos e insumos que requieren sus economías. El bloqueo les impide acceder al comercio y al crédito internacional. El FMI negó a Venezuela -por presión de Washington- un préstamo de 5 mil millones de dólares pero si no existiera el bloqueo norteamericano Venezuela sería un cliente regalón de la banca internacional. Es el reservorio más importante de petróleo y otras riquezas que le permiten garantizar su deuda externa. Además, Trump se apoderó en agosto del año pasado de cuantiosos bienes venezolanos en territorio norteamericano. Miles de millones de dólares -entre ellos la refinería Citgo- fueron secuestrados por el gobierno de EE.UU.

Trump ha intentado por todos los medios – incluyendo un frustrado magnicidio- eliminar al presidente legítimo de Venezuela. Hace más de un año, en gesto propio de un monarca administrando sus colonias, designó un “presidente encargado” de Venezuela. Su “virrey” se comprometió a derrocar al presidente Nicolás Maduro en el plazo de un mes. Pero el tiempo pasó y el “encargado” se convirtió en un triste fantoche inútil para el imperio. Por eso Trump ha resucitado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un instrumento de la guerra fría, para preparar el asalto a Venezuela. Colombia, principal abastecedor de cocaína para millones de drogadictos de EE.UU., es la plataforma logística para la agresión a Venezuela. En territorio colombiano existen varias bases militares norteamericanas y el ejército local está controlado por el Pentágono. Washington, asimismo, ha proveído fondos y armas para varias conspiraciones golpistas fracasadas. La alianza pueblo-fuerzas armadas es la clave patriótica y revolucionaria del proceso que se desarrolla en Venezuela desde hace 20 años. Sobreponiéndose a enormes dificultades -y a las consecuencias lamentables de sus propios errores- el país continúa orientando su revolución hacia el socialismo en las condiciones del siglo XXI. En la conciencia colectiva ha germinado la semilla que sembró el presidente Hugo Chávez y el gobierno del presidente Maduro -de indudable legitimidad democrática- desafía a diario los pronósticos derrotistas del periodismo que manipula el imperio.

Cuba, a su vez, conmueve al mundo con el ejemplo de su solidaridad. Asediado desde 1960 por el bloqueo comercial y financiero de EU, que le ha significado pérdidas por 140 mil millones de dólares, el pueblo cubano ha vuelto a demostrar la fibra moral de su revolución. El internacionalismo -que entiende la Humanidad como un conjunto de hermanos- es la piedra angular de su cultura, educada en la revolución de Fidel y el Che.

Es una isla pequeña y, además, pobre. Pero su grandeza moral y política la hace respetable entre las naciones y amada por los pueblos. Su tenacidad como nación y una lúcida dirección política, han convertido a Cuba en un baluarte de la medicina y la investigación científica. Sus laboratorios trabajan en cooperación con China en la búsqueda de una vacuna contra el Covid-19. El prestigio de su medicina le ha permitido una vez más acudir en ayuda de otros pueblos para combatir la pandemia.

Un enemigo mortal de Cuba como Trump, multimillonario en dólares pero indigente en ideas y principios, no podrá derrotar a la revolución cubana. Ya lo intentaron todos los presidentes de Estados Unidos desde hace 60 años.

El internacionalismo inclaudicable de Cuba es una enseñanza para nosotros que marchamos a la zaga de sus niveles de conciencia colectiva.

 

Su ejemplo permite suponer que en el futuro la cultura universal se basará en los principios humanistas que hoy proclama esa luminosa isla del mar Caribe. //30 de marzo 2020.

 

 

 

Al ver la larga fila de camiones militares que transportan los ataúdes en los cuales descansan los restos de las personas fallecidas en Italia a causa del virus, un dolor profundo me invade, una angustia no me deja dormir.

A media cuadra del edificio en donde vivimos, en pleno Manhattan, hay un hospital en donde con regularidad solían escucharse las sirenas de las ambulancias, algunas de noche y otras de día, pero ahora tenemos un aumento considerable en estos sonidos de muerte. Digamos que las imágenes de Italia y sus personas fallecidas, sin poder despedirse físicamente de sus familias, tienen el sonido de las ambulancias que abundan en el aire que respiro.

Respiramos la muerte y no nos damos cuenta.

Pero esa muerte es nuestra también, esa muerte debemos recuperarla para que no vuelva a ser una muerte en soledad, con el consuelo de unas tablets que sostienen doctores y doctoras, para que las miles de víctimas se despidan por video llamada. Tiene que haber un mecanismo que supere las videollamadas de la muerte.

Es terrible normalizar la existencia de estas caravanas de la muerte, que se llevan a nuestros muertos con el fin de proteger a la población no infectada, mientras que algunos periodistas consiguen trajes especiales para ingresar a los hospitales y grabar escenas de personas que no podrán recibir ni siquiera un apretón de manos con guantes de látex de sus familias.

Resistir no es una tarea solitaria

La lingüista ayuujk, Yásnaya Aguilar recientemente hizo un recuento de las pestes en su comunidad, ubicada en partes montañosas de lo que hoy se conoce como Oaxaca, México. Entre lo más lúcido que he leído está la enseñanza principal de su tatarabuelo: “el bien individual no se opone al bien colectivo, el bien individual depende del bien colectivo”.

En momentos de crisis y del distanciamiento social como recomendación, muchas personas se han tomado esto como una oportunidad para desvincularse, para defender su individualismo y mostrarse agresivos hasta en el supermercado. Momentos de xenofobia y racismo fueron frecuentes al comienzo de esta pandemia, se acusaba a la población originaria de China de ser la causante de este mal. Todavía hay quien piensa que es una falsedad y que la crisis no es más que un buen momento para saquear por saquear, sin recordar que las estrategias de sobrevivencia y de lucha se han usado para beneficiar a las colectividades y no al individuo.

Ya lo dijo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en dos apartados finales de su reciente comunicado frente a la crisis del COVID-19: “Llamamos a no dejar caer la lucha contra la violencia feminicida, a continuar la lucha en defensa del territorio y la Madre Tierra, a mantener la lucha por l@s desaparecid@s, asesinad@s y encarcelad@, y a levantar bien alto la bandera de la lucha por la humanidad. Llamamos a no perder el contacto humano, sino a cambiar temporalmente las formas para sabernos compañeras, compañeros, compañeroas, hermanas, hermanos, hermanoas”.

No perdamos la perspectiva de que es este modelo de desarrollo lo que nos ha traído hasta aquí, a la angustia de las mascarillas y los ventiladores, a la respiración mortuoria y a la paranoia del rechazo.

¿Vendrá del Estado la respuesta?

Hemos sobrevivido, vuelvo a señalar, a la mayor pandemia de la historia: al capitalismo. Tantos pueblos han luchado y han sobrevivido que es nuestra responsabilidad aprender de ellos y persistir sobre la faz de la tierra. Porque además de ser nosotros, una especie de hongo cancerígeno, también somos capaces de cosas que valen la pena. Como, por ejemplo, aprender que es falso que el bien individual se opone al bien colectivo. Yásnaya agrega que “la colectivización del cuidado puede parar la pandemia”.

No todo es tristeza e individualismo al permanecer en nuestras casas, también podemos comenzar a sacudirnos la pesadumbre y el nihilismo y comenzar a construir un camino distinto. Mientras tanto, seguiré con los apuntes en la bitácora de esta pandemia.

 

*Fragmentos de la crónica: Resistir es nuestra responsabilidad, Heriberto Paredes, periodista mexicano independiente vive en Nueva York.

 

Facundo Ortíz Nuñez

 

Kiltro” es el nombre que en Chile se le da al perro mestizo sin pedigrí que suele descender de canes callejeros o salvajes. Durante las protestas de 2011, uno de ellos adquirió notoriedad por su manera de acompañar a los estudiantes en los enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad. Los cabros lo bautizaron el “Negro Matapacos”. Ocho años después aquel perrito se convertiría en el principal icono del estallido social. Con un pañuelo rojo alrededor del cuello, su imagen ha superado en Chile la del Che Guevara como símbolo revolucionario. Se lo ve en camisetas, pañuelos, carteles, murales, rayados, y en Santiago se fabricó un enorme muñeco llevado en procesión por la ciudad.

El kiltro representa el sentimiento que une a buena parte de los que combaten. Compuesta mayoritariamente por jóvenes, “la primera línea” es acompañada por adultos mayores que pelearon en su día a la dictadura, o por madres que enseñan a sus niños cómo alimentar las barricadas. Aunque no hay un liderazgo claro, cada miembro cumple un rol. Hay camoteros que lanzan piedras (“camotes”), creadores (que fabrican la munición reventando los escombros a martillazos), enfermeros (que rocían de agua con bicarbonato a los afectados por los gases), bomberos (que apagan las lacrimógenas), escuderos que protegen, brigadistas de salud que curan heridas, músicos que ponen el ritmo con tambores, fotógrafos que glorifican a los luchadores o registran las violaciones a derechos humanos de la policía. Todos se sienten perros abandonados, sin dueño, sin correa.

Pero tras meses de marchas y concentraciones, la “primera línea” que en cada ciudad del país hace de escudo entre los manifestantes y la policía, se está comenzando a quedar sola y concentra sobre sí toda la criminalización del oficialismo y los grandes medios de comunicación. Los acusan de pretender desestabilizar el “Acuerdo por la Paz”, firmado por todo el espectro político a excepción del Partido Comunista y algunas facciones del Frente Amplio. La clave de ese Acuerdo es una nueva Constitución. La primera del país, en caso de concretarse, en cuya redacción no participarán los militares.

El próximo 26 de abril los ciudadanos decidirán en un referéndum si el proceso Constituyente pondrá en juego una Convención Mixta o una Convención Constitucional. Según la primera opción, la mitad de los delegados electos deberán ser independientes y la otra mitad serían propuestos por los partidos políticos; según la segunda alternativa todos los encargados de redactar la Carta Magna serían asambleístas independientes. El acuerdo dejó muchas lagunas que suponen cortapisas para las esperanzas de los que comenzaron a manifestarse el 18 de octubre. Por ejemplo, los cambios estructurales deberán alcanzarse mediante un quórum de dos tercios, algo muy difícil de obtener y que le otorga poder de veto a los conservadores. Tampoco se previó que hubiera paridad de género, ni cupos para pueblos originarios. En este marco, el Congreso Constituyente podría verse con las manos atadas e incapaz de realizar los cambios que la sociedad exige.

Conscientes de un desenlace que no esté a la altura de los anhelos mayoritarios, muchos manifestantes comenzaron a organizarse en cabildos y asambleas territoriales que brotan por los barrios y cerros del país, y van coordinándose como una nueva forma de realizar política popular. También se forman cabildos temáticos o sectoriales (de sanidad, educación, medioambientales, audiovisuales), donde son recibidos intelectuales o juristas del país invitados a debatir sobre la naturaleza y las posibilidades que se abren con el proceso Constituyente, en la búsqueda de nuevas formas de participación ciudadana. Se están eligiendo voceros por cada territorio para articular propuestas que buscarán colocar en la agenda de la nueva Constitución. Pero el movimiento asambleario es complejo y debe lidiar con intereses partidarios y sectarismos que buscan adueñarse de las energías colectivas.

* Fragmento de “El despertar de los que sobran”, artículo publicado en Crisis, Chile.

X Marcha

 

 

 

En estos días en que cada cual muestra las cicatrices en su piel y en su conciencia, fruto de batallas ganadas y perdidas, pienso que los gestos del Che están dibujados en esta Cuba que rompe las fronteras para acompañar a las personas infectadas por el Coronavirus.

No era todavía el Che, cuando trazó una ruta de viaje por los leprosorios del continente. No era el héroe romántico ni el guerrillero. Era un médico sensible dispuesto a “tocar” el dolor humano, producto de la pobreza, de la estigmatización, del aislamiento, del miedo.

En su viaje por el continente junto con Alberto Granado, conocieron y desafiaron las lógicas sanitaristas, visitando los leprosarios desde Córdoba, hasta Perú y Brasil. Buscando respuestas en sus diálogos con el médico peruano Hugo Pesce, quien le compartió desde los escritos de José Carlos Mariátegui -el comunista rebelde que cuestionó los dogmas e hizo de la pasión un lugar fundante de la revolución-, hasta sus saberes sobre la pelea cotidiana contra la lepra.

Escribió en esos años Ernesto a su padre:

[…] despedida como la que nos hicieron los enfermos de la Leprosería de Lima es de las que invitan a seguir adelante […] Todo el cariño depende de que fuéramos sin guardapolvo ni guantes, les diéramos la mano como cualquier hijo de vecino y nos sentáramos entre ellos a charlar de cualquier cosa o jugáramos al Fútbol con ellos. Tal vez te parecerá una compadrada sin objeto, pero el beneficio psíquico que es para uno de estos enfermos tratados como animal salvaje, el hecho de que la gente los trate como seres normales es incalculable y el riesgo que se corre es extraordinariamente remoto […]’’.

Hay muchos otros textos del joven Guevara, en el que expresa su convicción de que no hay medicina verdadera que no “toque” las raíces del dolor, y que no rompa aquellas condiciones impuestas de aislamiento, cuando no tienden puentes en los que circulen de ida y de vuelta soluciones colectivas a las necesidades urgentes. No hay medicina social que no cuestione al capitalismo que se enriquece sembrando enfermedades y multiplicando la miseria.

¿Era acaso un muchacho irresponsable el joven Fuser (Furibundo Serna, como lo llamaban los amigos), cuando visitaba los leprosarios y trataba sin miedo ni prejuicios a las personas que ahí sobrevivían?

¿Era irresponsable el Che, cuando decidió unir su suerte, como dijera José Martí, a los pobres de la tierra, haciendo camino en la lucha guerrillera?

Muchos y muchas lo trataron de irresponsable, antes y después de que su figura inmensa se multiplicara en los corazones de los pueblos del mundo. A quienes lo hicieron, les respondió en su estilo irónico, en la carta de despedida a sus padres escrita en 1965: “Muchos me dirán aventurero, y lo soy, solo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades”.

Che puso el pellejo, el cuerpo y el alma, para combatir el virus del capitalismo, porque sabía que su expansión y multiplicación sólo acarrearía nuevas y cada vez más peligrosas guerras, invasiones, dictaduras, epidemias, y enfermedades sociales. Su semilla generosa, quedó tatuada en la conciencia social de los pueblos.

En estos días en que cada cual muestra las cicatrices en su piel y en su conciencia, fruto de batallas ganadas y perdidas, pienso que los gestos del Che están dibujados en esta Cuba que abre sus fronteras para recibir a las personas infectadas por el corona virus que llegan en el buque inglés. Pienso que están en los médicos y médicas cubanas que viajan a Brasil, luego de que el gobierno de Bolsonaro los expulsara violentamente, sometiéndolos a humillaciones y persecución como criminales; en los y las que viajan a Madrid, a Lombardía, y a otros destinos donde la amenaza se multiplica. ¿No estarían más “seguros”, no se sentirían más “cuidadas”, resguardándose en la isla y cerrando sus fronteras?

Acá se pone a prueba el internacionalismo profundo de quienes sienten / viven el mundo todo como territorio, frente a los nacionalismos y localismos estrechos que levantan muros, como si los virus no lograran saltarlos.

 

Entrevista a James Petras en radio CX36, 17 de febrero de 2020.

 

HS: Petras, para una mirada a Colombia donde en medio de ese proceso que no se detiene de asesinatos a líderes sociales, se está dando este paro armado del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda fuerza insurgente después de las FARC que abandonó las armas y que está desarrollando en medio de lo que es Colombia hoy este paro armado después de un inicio de conversaciones que fue frustrado con el gobierno colombiano.

JP: Sí, la situación en Colombia está muy complicada porque hay varios conflictos ahora. Primero es la gran movilización popular que podríamos llamar de la sociedad civil, sindicatos, estudiantes, pobladores, trabajadores. Hay marchas muy importantes con cientos de miles de personas contra el gobierno de Colombia.

La otra fuerza es, los paramilitares y militares en Colombia que siguen matando activistas de derechos humanos, derechos civiles, derechos democráticos. Entonces, el segundo conflicto es el gobierno y los paramilitares.

Tercero, tenemos los grupos de ELN que están llamando las protestas a huelgas armadas y podrían tener alguna influencia en algunas regiones.

Cuarto, tenemos otro conflicto que es entre las FARC armadas y las FARC desarmadas, y los resultados del pacto de paz han fracasado, el gobierno sigue matando a los que pactaron con el gobierno y los que se quedan en trabajos civiles.

Entonces hay 4 conflictos diferentes al mismo tiempo y la mayoría de las fuerzas están contra el gobierno, los únicos apoyantes son los grupos paramilitares y militares que siguen matando a opositores del gobierno.